El fiscal encargado de la investigación sobre la irrupción, el 9 de enero, de hombres armados en directo en el plató de un canal público de televisión ecuatoriano, que tomaron brevemente como rehenes a periodistas y otros empleados, ha sido asesinado, anunció el miércoles la fiscalía.
La policía ecuatoriana anunció el jueves la detención de dos hombres. "Hemos detenido a dos sospechosos involucrados en el asesinato del fiscal César Suárez" en Guayaquil (suroeste), "tras un procedimiento de investigación que permitió identificar su presunta participación en el hecho delictivo", dijo el jefe de la Policía General, César Zapata, en la red social X.
La aparición en directo de hombres fuertemente armados, amenazando a periodistas y empleados del canal TC en Guayaquil (suroeste), conmocionó a un país que se enfrenta a una ola de violencia desatada por bandas de narcotraficantes. La policía intervino rápidamente y detuvo a trece agresores, sin causar víctimas.
"Han venido a matarnos, que Dios nos proteja", envió uno de los periodistas cautivos en un mensaje de WhatsApp. De fondo se oían quejas. En medio del tiroteo, las surrealistas imágenes siguieron emitiéndose en directo durante largos minutos, a pesar de que las luces del plató se apagaron y la cámara se congeló.
Hasta que, al parecer, intervino la policía, al grito de "Policía, policía". Trece asaltantes fueron detenidos, sin causar víctimas, y sus rostros se presentaron a la prensa unos días después. Según la fiscalía, el fiscal asesinado se encargó de determinar qué banda había perpetrado el ataque.
Los medios de comunicación locales difundieron imágenes del coche del fiscal con varios agujeros de bala en la ventanilla del conductor. "Ante el asesinato de nuestro colega César Suárez (...) seré categórica: grupos del crimen organizado, delincuentes y terroristas no detendrán nuestro compromiso con la sociedad ecuatoriana", dijo la fiscal general Diana Salazar en un vídeo colgado en X.
Este asalto a un plató de televisión se produjo poco después de la fuga del temido líder de la banda de los Choneros, Adolfo Macías, alias "Fito", y marcó el inicio de un nuevo episodio de violencia en un país azotado por el narcotráfico. Tras la fuga de Fito, varias cárceles se vieron sacudidas por motines y tomas de rehenes por parte de los guardias, que fueron retransmitidos por aterradores vídeos colgados en las redes sociales en los que se veía a los cautivos amenazados con cuchillos por reclusos enmascarados.
Las bandas sembraron el caos en las calles del país antes de que más de 20.000 soldados fueran enviados para restablecer el orden, y el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, declarara que el país estaba "en guerra". Más de 200 funcionarios de prisiones retenidos como rehenes por los amotinados fueron liberados. La violencia en el país ha dejado al menos 19 muertos. Ecuador, antaño un remanso de paz, se ha visto asolado por la violencia tras convertirse en el principal punto de exportación de la cocaína producida en los vecinos Perú y Colombia. Los asesinatos callejeros aumentaron un 800% entre 2018 y 2023, pasando de 6 a 46 por cada 100.000 habitantes. En 2023 se registraron 7.800 homicidios y se incautaron 220 toneladas de droga.