Cuando el director Guillermo del Toro se propuso hace 15 años hacer una versión oscura del famoso cuento Pinocho, decidió situar a las marionetas y a su creador en el mundo fascista de los años 30.
Los personajes del anciano escultor de madera Geppetto y su exuberante marioneta de nariz afilada Pinocho, basados en una novela italiana de 1883 y popularizados por Disney, se ven empujados a la Italia de Mussolini de los saludos militares, la conformidad estricta y el machismo violento en la película de animación, que se estrenará en Netflix el 9 de diciembre.
"Quería [ambientar la película] en una época en la que actuar como una marioneta era algo bueno", dijo Guillermo del Toro a la AFP este fin de semana en la alfombra roja del festival del American Film Institute en Los Ángeles.
Me pareció que, dado el tema, era perfecto.
Aunque la historia del fascismo parece especialmente apropiada a la luz de la política mundial actual, era igual de relevante cuando concibió el proyecto hace varios años, dijo Guillermo del Toro.
"Me preocupa porque es algo a lo que la humanidad parece volver", prosigue el cineasta, que ya trató el leitmotiv del fascismo en sus anteriores obras góticas, El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006), ambientadas en la España franquista.
El fascismo está "siempre presente en el fondo, o en el primer plano", según del Toro.
El director intentó vender su interpretación de Pinocho a los estudios y productores de Hollywood durante años antes de que Netflix comprara finalmente los derechos en 2018.
"He estado luchando por hacer [esta película] durante la mitad de mi carrera", bromeó.
El largometraje de stop-motion tardó más de 1.000 días en realizarse.
Conocida por su dificultad, es una de las técnicas más antiguas del cine, que consiste en realizar tomas sucesivas de objetos inanimados para darles la ilusión de movimiento.
Para Guillermo del Toro, el uso de imágenes generadas por ordenador, como en los últimos remakes de acción real de los clásicos de Disney, nunca fue una opción.
Para mí tenía mucho sentido poner en escena una historia sobre una marioneta con marionetas, y que las marionetas pensaran que no son marionetas", detalló del Toro.
"Es una especie de hermoso telescopio caleidoscópico".
Aunque el cineasta ganador del Oscar por su película de fantasía de 2018 La forma del agua siempre ha estado fascinado por la animación, este es su primer logro de este tipo.
"En Norteamérica, la animación se ve un poco más como un género para niños", señaló Guillermo del Toro.
"Una de las cosas que creo que todo el mundo está intentando cambiar, no sólo nosotros, es decir 'la animación es cine, la animación es actuación, la animación es arte'", insistió.
La animación en volumen permite "explorar cosas particularmente conmovedoras y profundamente espirituales", pero es una "técnica que está a punto de desaparecer siempre", señaló del Toro. "Sólo hay fanáticos locos para mantenerlo vivo".
Mientras que Pinocho se centra en la relación entre padre e hijo, Guillermo del Toro se fascinó con la traviesa marioneta de madera cuando era niño gracias a su madre, a la que estaba muy unido.
Coleccionaba artículos de Pinocho... mi madre y yo lo vimos juntos cuando era muy pequeño y ella siguió regalándome Pinocho toda mi vida", recuerda.
Su madre falleció el mes pasado, un día antes del estreno internacional de la película en Londres.