Un joven de 16 años que llevaba un símbolo nazi tiroteó el viernes dos escuelas en el estado de Espirito Santo, en el sureste de Brasil, matando al menos a tres personas e hiriendo a 11.
El tiroteo se produjo en Aracruz, una ciudad de 100.000 habitantes, a unos 600 kilómetros al noreste de Río de Janeiro. Tres profesores y un alumno de edad no especificada se encuentran en estado grave, según las autoridades.
Con el rostro cubierto y una esvástica en su ropa de camuflaje, el atacante irrumpió en la escuela Primo Bitti, un centro público de primaria y secundaria que había abandonado en junio, según los investigadores.
Tras atravesar la puerta de la parte trasera del colegio, entró en la sala de profesores y abrió fuego contra varios docentes, matando a dos personas e hiriendo a otras nueve, según las autoridades.
Las imágenes de las cámaras de seguridad difundidas por los medios de comunicación muestran al joven entrando en la escuela con una pistola en la mano, mientras varias personas huyen a su paso. Se le puede ver disparando unos cuantos tiros sin parar.
A continuación se dirigió al cercano centro educativo Praia de Coqueiral, un colegio público, donde mató a un adolescente e hirió a dos personas, antes de ser detenido por la policía.
"No tenía un objetivo específico" cuando abrió fuego, dijo el comisario de la Policía Civil, Joao Francisco Filho, en una rueda de prensa, pero llevaba "dos años" planeando el ataque.
Las dos pistolas que utilizó pertenecían a su padre, un agente de policía, y una de ellas era su arma reglamentaria, según las autoridades. Están investigando si el joven, que estaba en "tratamiento psiquiátrico", tenía vínculos con algún grupo o grupos extremistas.
Fue detenido en su domicilio unas horas después del incidente y, con la colaboración de sus padres, se entregó sin ofrecer resistencia.
El alcalde de Aracruz, Luis Carlos Coutinho, había dicho inicialmente a la radio CBN que había habido dos asaltantes.
El gobernador del estado de Espirito Santo, Renato Casagrande, declaró tres días de luto.
El presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó el asesinato de "tragedia absurda" en Twitter. "Expreso mi solidaridad con los familiares de las víctimas y apoyo al gobernador para que se investigue", dijo el dirigente de izquierdas, que asumirá el cargo el 1 de enero.
Lula ha hecho campaña contra la dramática explosión de la posesión y los permisos de portación de armas bajo el mandato del presidente ultraderechista saliente Jair Bolsonaro desde enero de 2019.
"La política de armas debe ser revisada", tuiteó el senador Wellington Dias, aliado de Lula.
"En los últimos cuatro años se han producido la mayor cantidad de ataques en las escuelas, al menos desde principios de la década de 2000", declaró a la AFP Bruno Langeani, director de proyectos del Instituto Sou da Paz. "Estamos convencidos de que el mayor acceso a las armas en los últimos años bajo el gobierno de Bolsonaro ha facilitado este tipo de ataques", agregó.
Según la ONG Foro Brasileño de Seguridad Pública, hay unos 4,4 millones de armas en manos de particulares en este país de 215 millones de habitantes.
Sin embargo, los tiroteos en las escuelas siguen siendo relativamente raros en Brasil, un país enorme pero violento.
El más mortífero tuvo lugar el 7 de abril de 2011, cuando un hombre de 24 años abrió fuego en su antigua escuela en los suburbios del oeste de Río de Janeiro, matando a 12 estudiantes, antes de suicidarse.
Más recientemente, el 13 de marzo de 2019, dos ex alumnos mataron a tiros a ocho personas e hirieron a otras 11 antes de suicidarse en un colegio de Suzano, en la región de Sao Paulo.