Los cuatro estadounidenses, tres hombres y una mujer, fueron identificados por los medios de comunicación estadounidenses como Shaeed Woodard, Zindell Brown -las dos víctimas mortales-, Eric James Williams -encontrado herido- y Latavia McGee. Los cuatro habían cruzado la frontera con México el viernes, ya que uno de ellos debía someterse a una operación de cirugía estética en una clínica local.
Esta versión, basada en las declaraciones de sus familiares a la prensa estadounidense, está corroborada por los documentos encontrados en su vehículo, incluidos análisis de laboratorio, según el gobernador del estado de Tamaulipas, Américo Villarreal. Villarreal rechazó las informaciones de prensa según las cuales trabajaban para el FBI. "No hay motivos para creer que tengan relación alguna con el FBI", declaró Villarreal.
Los cuatro estadounidenses entraron en territorio mexicano el viernes a las 9.18 hora local en un monovolumen blanco con matrícula de Carolina del Norte. Las imágenes de vídeovigilancia muestran cómo circulan por las calles del centro de Matamoros a partir de las 11.12 hora local. Pocos minutos después, empezaron a ser seguidos, primero por un turismo y después por otros tres vehículos.
A las 11.45 de la mañana, las cámaras muestran cómo interceptan su monovolumen. De un vehículo bajan cuatro hombres armados y luego, rápidamente, llegan tres más, entre ellos una camioneta blanca en la que, según imágenes difundidas en redes sociales, suben por la fuerza a los estadounidenses. "Cada vez cobra más fuerza la pista de que se trató de un malentendido (de los delincuentes) y no de un ataque deliberado", dijo el procurador del estado de Tamaulipas, Irving Barrios.
En un momento dado, los cuatro estadounidenses intentaron escapar del vehículo en medio de un intenso tráfico, pero sus captores les dispararon. Cayeron al suelo, según un documento de la fiscalía con algunas capturas de pantalla. Los tres hombres resultaron heridos, pero la mujer salió ilesa. Una mujer mexicana de 33 años muere cerca, presumiblemente por una bala perdida.
Los secuestradores arrastraron a los rehenes, que iban muy cargados, hasta la parte trasera de la camioneta y se dieron a la fuga. La fiscalía no especificó si el intento de fuga tuvo lugar en el mismo lugar donde los estadounidenses fueron interceptados inicialmente o en otra parte de la ciudad.
El gobernador Américo Villarreal dijo que durante los tres días que duró la toma de rehenes, las víctimas fueron llevadas a diferentes lugares de la ciudad, incluida una clínica, con el fin de "borrar sus huellas". La búsqueda fue infructuosa hasta el lunes, ya que algunas de las pistas recibidas fueron proporcionadas "con el objetivo de engañar a las autoridades", reconoció el fiscal Irving Barrios.
Los investigadores visitaron al menos seis hospitales de la ciudad e investigaron varias pistas, pero sin éxito. El FBI había ofrecido una recompensa de 50.000 dólares por ayuda para liberar a los rehenes y detener a los sospechosos. Finalmente, los rehenes fueron encontrados en las afueras de Matamoros, en una casa de madera cerca de una laguna. Dos estaban muertos y uno tenía una herida en la pierna. Este último y la mujer encontrada ilesa fueron repatriados el martes.
Hasta el momento, sólo se ha detenido a una persona. Se trata de un hombre de 24 años del estado de Tamaulipas, identificado como José Guadalupe "N". Vigilaba a los rehenes en el momento de su liberación. El fiscal Barrios insistió en que por el momento no había pruebas para determinar a qué organización criminal pertenecía el detenido. Sin embargo, dijo que "el grupo delictivo que se sabe opera en la zona es el Cártel del Golfo ».
El embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, expresó la preocupación del gobierno estadounidense por el "control que ejerce el cártel del Golfo en la región", una de las más peligrosas del país por el riesgo de secuestro y extorsión de los grupos criminales.